viernes, 23 de marzo de 2012

¿Por que lo hacen?

Esta es un entrevista a Oscar Escobar, "Benas" como se hace llamar este chico de México;
en la calle le dicen asi por que según el, le gusta dejar su huella en las arterias de la ciudad. El hace murales porque como el dice, no es pandillero, ni vive en la calle, ni se roba sus latas de pintura, por lo cual invierte gran cantidad de dinero en pintura para dejar su nombre en los muros de su barrio, "Benas" dice que el solo esta cambiando el color del cemento por el de los sentimientos, de esta forma se da uno cuenta del punto de vista de los artistas urbanos, que la mayoría de la gente ven como vándalos y criminales.

Siempre se han intentado dar explicaciones desde el punto de vista psicológico de por qué se hace graffiti. Numerosos han sido los intentos de sociólogos, psicólogos y demás profesionales del sector del estudio del comportamiento humano que han intentado dar explicación al fenómeno en artículos periodísticos, reportajes, programas de televisión y radio, con un resultado en general equivocado o en su defecto muy superficial. Oímos hablar de inconformistas, inadaptados, antisociales, rebeldía juvenil, pero para estudiar y justificar su causa de producción no podemos remitirnos a los eternos estereotipos, requiere más compromiso, adentrarse hasta las entrañas de un escritor, de un verdadero escritor y no intentar explicar un comportamiento global de una comunidad con el estudio de un par de muchachos que probablemente no sepan por qué pintan.

El principal objetivo, el que impulsa a los escritores a pintar en las paredes, trenes o similares, es la necesidad común a cualquier tipo de arte: La necesidad de expresar con la suma de otra razón: La búsqueda de reconocimiento, salir del anonimato, de la masa, dejar constancia en nuestro paso por el planeta tierra.





La fruta prohibida

Empecemos de cero. Los niños y los monos comparten hasta cierta edad (los tres años) una potencialidad artística común. Ambos son capaces de dibujar “monigotes” en un mismo estilo “naif”, predominando la elección de los colores más vivos. Mientras que los humanos no necesitamos motivación ajena, los monos necesitan estímulos humanos para dibujar, y sólo lo harán si les otorgamos las herramientas necesarias: papel y un instrumento para pintar. Ellos nunca se expresarían plásticamente de forma espontánea. Al mono no se le ocurriría pintar fuera del papel, es decir, en la mesa o en la pared de su jaula.

El humano aprende rápidamente, reconoce los colores y las hojas y sabe el procedimiento: Sabe que esos instrumentos son para dibujar en esas hojas y sabe que está mal si los utiliza fuera de esa superficie preestablecida y obligada (el papel). Pero también conoce, en cuestión de tiempo, el placer que le puede proporcionar desobedecer esta norma, actuar de forma libre, esa capacidad de salir de el marco preestablecido y convertir los signos en violencia visual hacia el poder: Su padre o su maestro. En el graffiti el símil sería dibujar con el aerosol en una superficie no permitida convirtiendo esos signos en violencia visual hacia el poder: La ley. Mirémoslo desde otro punto de vista, el de la publicidad. Todos sabemos que la publicidad emplea tabúes sociales como el sexo, la violencia o la libertad para suscitar el deseo, el morbo, el ansia de obtener lo prohibido, lo inalcanzable. Bien, si ni la mismísima Eva pudo resistir la tentación de morder la manzana... Ya lo dice la frase: “No hay mayor placer que hacer lo que no puedes hacer”. La libertad en contra del hombre, el hombre debe decidir.